sábado, 20 de diciembre de 2014

Diagnóstico. Pruebas y exámenes



La esclerosis múltiple no se diagnostica con una única prueba y es esencialmente clínico. El neurólogo se basa en la historia clínica del paciente así como en la exploración física. El proceso diagnóstico puede ser largo y suponer, en ocasiones, un reto incluso para el neurólogo más experimentado. No existen pruebas físicas para esta enfermedad, así que prácticamente lo que se hace es realizar pruebas e ir descartando enfermedades hasta llegar, o no en el mejor de los casos, a la esclerosis múltiple. Los médicos consideran la posibilidad de una esclerosis múltiple en personas jóvenes que desarrollan síntomas en distintas partes del cuerpo, de forma repentina, como visión borrosa, visión doble o alteraciones motoras o sensitivas.

Para ello se realizan las siguientes exploraciones: 

  • Historia clínica. El médico pide una historia clínica, que incluye el registro anterior de signos y síntomas así como el estado actual de salud de la persona. El tipo de síntomas, su comienzo y su modalidad pueden sugerir EM pero pueden deberse a múltiples enfermedades diferentes (son los conocidos coloquialmente como “imitadores de la EM”), por ello se necesita un reconocimiento físico completo y pruebas médicas para confirmar el diagnóstico. 
  • Reconocimiento neurológico. El neurólogo busca anomalías en las vías de los nervios (los síntomas los puedes encontrar pinchando aquí). Sin embargo, con este reconocimiento no se puede llegar a la conclusión de qué es lo que provoca la anomalía así que habrá que realizar más pruebas.
  • Pruebas de potenciales evocados. Son pruebas que estudian la transmisión de los diferentes estímulos sensoriales que recoge el sistema nervioso. Cuando hay desmielinización, es posible que la conducción de mensajes por los nervios se haga más lenta. Estos potenciales miden el tiempo que le lleva al cerebro recibir e interpretar mensajes. Para ello se colocan electrodos pequeños que monitorizan las ondas cerebrales en respuesta a estímulos visuales y auditivos. En condiciones normales la respuesta es prácticamente inmediata siendo un síntoma de EM la demora de la respuesta. Esta prueba no es invasora ni dolorosa y no requiere hospitalización.
  • Resonancia magnética nuclear. Es una prueba similar al escáner o TAC pero que utiliza campos magnéticos pero que obtiene imágenes muy detalladas del cerebro y la médula espinal, mostrando zonas existentes de esclerosis (lesiones o placas). Aunque es una prueba que sí muestra las lesiones de la esclerosis múltiple, no puede considerarse como concluyente, porque no todas las lesiones pueden ser captadas por el escáner y porque muchas otras enfermedades pueden producir anomalías idénticas.
  • Punción lumbar. Para estudiar diversos componentes del líquido cefalorraquídeo, se extrae el líquido de la médula introduciendo una aguja en la espalda y se analiza para ver si en él existen anomalías propias de la esclerosis múltiple. Los síntomas iniciales pueden ser pasajeros, vagos y confusos, tanto para la persona afectada como para el médico.

Tras realizar todos estos pasos, el neurólogo habitualmente podrá descartar el diagnóstico de esclerosis múltiple, o bien llegar a él. En ocasiones, y a pesar de que todo se haya realizado correctamente, puede resultar difícil llegar a un diagnóstico definitivo. El momento del diagnóstico de la esclerosis múltiple es una situación muy delicada y es aceptable que el paciente pida una segunda opinión a otro especialista.

Bibliografía:



 

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